jueves, 12 de marzo de 2015

Crítica: Un mundo feliz (1932) [Aldous Huxley]


Un mundo feliz, escrito en el 1932, es el relato de unos individuos dentro de una sociedad clasista, consumista y hedonista, dónde podríamos decir que los sentimientos se han <<anulado>>, la gente sigue el dogma imperante de "El progreso como único camino", con una ciencia desenfrenada al servicio de crear una sociedad estable de trabajadores autómatas... Un panorama metálico y frío, altamente superficial.

La premisa de "la ciencia no se equivoca; la ciencia es control y exactitud"se lleva al extremo. La ciencia toma a la fuerza el papel de la religión; y es que esta, es inoculada desde que se nace mediante un lavado de cerebro constante.

El pensamiento, la crítica y la cultura en general no existe. Tal es así que, esta es la mecha de la historia, un pensamiento diferente, un error en esta sociedad.

Me enamoré de como Aldoux le daba vida a su monstruosa creación, detallada milimétricamente, las distintas clases y los menesteres de su posición, un guiño a la libertad sexual (siendo las mujeres atacadas de forma machista aún; ni en el Mundo Feliz se salvan)...
Pero, posiblemente lo más impactante... ¿Cómo demonios consiguió describir los procesos científicos con tal garbo y seguridad, así como con viveza y calidez? Puedo afirmar, que, como novela futurista, es una pasada; brinda realismo y frescura opresiva.

Me gustaría hablaros de Aldoux Huxley: provinente de Estados Unidos y de una familia de intelectuales, se ha interesado por la ingesta de drogas (sustancias psicotrópicas, entre otras) con un propósito científico, el cual veréis reflejado en sus distintas novelas; en esta, por ejemplo, aparece el soma, la droga por excelencia que cautiva los sentidos de tal manera que revierte cualquier estado de ánimo por negativo que sea.

Como dato interesante, esta es otra  novela que utiliza nombres de soviéticos (y también científicos) conocidos para adaptarlos a sus personajes: Dios es Ford, Lenina, Marx... Es bastante curioso, como George Orwell, que intentaba representar y criticar la dictadura de Stalin en la mayoría de sus obras. Se llevaban bien, al parecer y, son los máximos exponentes por excelencia de la distopía.

Puede estar perfectamente describiendo la sociedad que nos depara... llena de facilidades, sumisión y adicciones, así como una vacío absoluto. ¿Vivir es sólo ser feliz? ¿Quién fue el cabrón/a que dijo qué debíamos ser felices?¿El esfuerzo no es necesario o útil?

30 años después  escribió La Isla (1962), una supuesta continuación o una historia con sutiles parecidos estructurales. (que porsupuesto NECESITO leer).

Para el lector le deparará momentos divertidos, momentos muy filosóficos y otro tipo de reflexiones sociológicas y psicológicas, como es la coacción que somete la sociedad a los personajes que piensan diferente. Un mundo difícil de olvidar.
Les dejo una pregunta final: ¿Utopía o distopía? Es una pregunta que, incluso, después de leer todo el libro, me costaría responder, sabiendo como es el mundo donde vivo...

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